miércoles, 25 de marzo de 2009

Ganador

Salió de la oficina agitado hasta más no poder.  Era la una de la tarde, no podía salir antes de la hora de almuerzo, aunque ya no importaba, el trabajo ya no importaba.  Como todo ese verano el calor arreciaba, mas para él aquel día y a esa hora, daba igual.  Sus problemas habían desaparecido.

Con el Kino en el bolsillo de su camisa, corrió a las oficinas centrales de la Lotería. ¡Cómo corría ese hombre! ¡cómo disfrutaba de esa carrera!, parecía volar cada vez más alto mientras recordaba todos y cada uno de los problemas que el premio le solucionaría.  La verdad, no tenía restricciones vitales en su vida, pero quería estar tranquilo, quería olvidarse sólo por unos días de tantas cuentas, de tantos dividendos que faltaban, de tantos colegios, tantos y tantos dolores.

Casi no sentía el calor, incluso sin haberse sacado la corbata, esa de cuatro mil nueve noventa que tanto le gustaba.  Y mientras volaba por las calles del centro, sobrevolando las Agustinas, las Ahumadas, Los Teatinos, y tantas otras, soñaba con qué iba a hacer primero con el dinero.  No sabía si iría a su trabajo, a decirle a su jefe que se meta el trabajo ahí justo donde creía que el mundo debía besarle siempre. Hasta se reía.  ¿Un viaje? No, muchos viajes. Había tanto en el mundo por ver, tanto por conocer, tanto, y en este momento tenía tanto ahí alojado en el bolsillo de su camisa.

Qué felicidad. Tanta felicidad.  Así llegó al portal de las oficinas donde se cobran los grandes premios.  Respiró muy profundo, quiso componerse, incluso arreglarse un poco el cabello.  Metió una vez más la mano en el bolsillo, casi con los ojos cerrados.  El mundo se detuvo en ese momento, necesitaba mirar nuevamente ese cartón que cambió su destino desde hace veinticinco minutos. 

Con qué alivio miró que el calor y su sudor había borrado nuevamente los números del cartón.  Se recompuso como se recomponía en ese portal hacía meses, saludó amablemente al portero, como lo hacía cada día, y enfiló al metro, preguntándose qué haría cuando llegara el invierno y ya el calor no arreciara. Qué pasaría si llegaba un día al portal con un cartón con sus números intactos.

ejecutivo

2 comentarios:

  1. I liked it a lot!!! curioso final, saco sonrisa...jajaj

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  2. Me gustó la narrativa, comienzas nuevamente desde los inicios me gusta eso, aún tengo unos cuentos guardados de antaño cuando los cuentos e historias que conatabas nacían de la observación y mirada detallada que solias tener de las pequeñas cosas.
    Gracias por compartir esto conmigo te lo agradezco y valla me sorprende que cada día tengas nuevas admiradoras

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